lunes, 22 de septiembre de 2014

PÉTALOS DEL PENSAMIENTO, parte 155



-Pues sí. Es un zapato de niña, tienes razón. Mon dieu.

-Te lo dije. Hay una niña en alguna parte escondida. Y herida. ¿Me crees ahora?

-No sé… Esto no es más que un zapato. No prueba nada, podría ser de cualquiera. Te recuerdo que hay tres niñas entre los pasajeros. Y podría haberse extraviado con el lío de hoy. ¿No crees?

-Uhmm… ¡Faen! Tienes razón… Aunque sigo pensando que deberíamos mirar en la enfermería. O en el puente, quizás se esconda por ahí.

-Es muy arriesgado. ¿Y si nos descubren?

-Ahora o nunca. ¿Cuándo vamos a tener otra oportunidad así? Todos duermen, el puente está vacío… El barco entero parece vacío.


Una racha fuerte de viento casi le arrebata el gorro a Charlotte, que instintivamente se lleva la mano a la cabeza. Gotas de lluvia salpicándole el rostro.


-Está bien, vamos –responde.


Él delante ella le sigue, entran nuevamente a cubierto. De la cantina gruesos ronquidos del marinero sin habitación. O su compañero le hizo un buen trabajo a la morena o ésta estaba muy asustada, porque no salió del camarote. O simplemente la cama era infinitamente mejor que el banco.


Franquean la <>, con permiso del capitán ausente. La poca luz priva de un conocimiento al detalle de la instrumentación y equipos. Tan solo algunos pilotos-testigo activados indicando el correcto funcionamiento de los sistemas autónomos: suministro de energía, vida a bordo, alarmas, radar, señales y poco más. Dos mesas, sobre una las cartas de navegación; a su alrededor cuatro asientos, equipos de radio, sonar y aparataje diverso. En la otra un juego de dados.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

No hay comentarios:

Publicar un comentario