miércoles, 24 de septiembre de 2014

PÉTALOS DEL PENSAMIENTO, parte 176



-C`est bon, c`est bon. Excuse-moi.


No termina ella de creerse la historia de que alguien pueda ir escondido en las bodegas, pero obedece. El beneficio de la duda es una oportuna medida de precaución. Nunca se sabe. Ataca la puerta con la luz de su linterna y él con la palanca. En la distancia parecen dos cazadores ensartando sus lanzas en el costado de un bisonte. Quizás otro animal mayor. Cazadores en su lucha cuerpo a cuerpo, con riesgo y valentía. Aunque por el momento la pieza a abatir no satisfaría sus estómagos, sino la curiosidad: mucho más primitiva e insaciable.


Uniendo fuerzas la luz atraviesa las tripas del tanque: contenedor de oscuridad y sospechas.


-Aquí tampoco hay nada, lo siento por ti.


-No hay nada que sentir, pero quiero saber qué está pasando. ¿Qué es eso? ¡Algo se ha movido!


-¿Dónde? Yo no he visto nada.


-Por el suelo, una sombra. Ilumina ahí abajo, a la derecha.


El haz de la linterna rastrea el lecho de la bodega como una escoba, tropezando con unas cajas de madera. Pequeñas, mohosas. A su alrededor, vainas secas de larvas. Moscas jóvenes seguramente.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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