miércoles, 10 de septiembre de 2014

PÉTALOS DEL PENSAMIENTO, parte 199



“That´s why the lady is a tramp.”


Y dos vueltas de patinador lanzado en el centro del salon-cantina rematan con maestría y arte la hazaña de olvidar circunstancias y problemas. De abstraerse de la incertidumbre, desprenderse de los temores del emigrante, de arrojar por la borda el miedo a ser arrojado por la borda e hilvanar un espontáneo baile en un improvisado salón con una desconocida pareja.

Este hecho, en sí mismo ya merece el reconocimiento del público pero es la fisicidad seductora del baile la que se lleva el aplauso.


-¡Bravo, bravo! ¡Guapos, bien! ¡Guapos!


Aclama el abuelo en ucraniano vítores que sólo Tatjana descifra. Razones le sobran al hombre para mostrar más entusiasmo que nadie por este mínimo gesto de felicidad: un improvisado baile. Él sí sabe lo que es sufrir. Y lo fácil que se pierde todo sin esperar a la noche: de la mañana a la tarde dejaron a Dmytro sin sus campos. Los revolucionarios pro socialismo arrebataron cualquier pedazo de tierra que dueño tuviera; un huerto fragmentado de otro más grande segregado de un despojo de lo que fuera una finca para cultivar cereal en una ladera donde su familia extrajo madera y cazó durante generaciones. Él fue el último testigo de los sucesivos abusos y asaltos infringidos a los Ivanenko. Sobre el regazo de la abuela escuchó la historia del trabajo de bestias que los abuelos y hermanos de ésta hicieron durante toda la vida para salir adelante y olvidar la miseria. Reventándose como animales por un futuro mejor: legítimo y compensatorio.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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