miércoles, 24 de septiembre de 2014

PÉTALOS DEL PENSAMIENTO, parte 169



-No estamos solos.

-¿Qué? –ella imita el tono mínimo de voz.


Ambos son ahora dos espías cuchicheando.


-Cuando te has ido, han dado golpes. Aquí cerca, y después más lejos han respondido. Más adelante.

-¿Estás seguro? ¿No habré sido yo al rebuscar por ahí? Me estás asustando…

-Completamente. Lo he oído varias veces.

-Uhm… No me gusta nada todo esto. Me quiero ir de aquí. Y del barco también.

-Pero qué dices, estamos en medio de no sé dónde.

-Da lo mismo. Llegaríamos a alguna parte. Si seguimos aquí dentro, estoy empezando a pensar que a ninguna. Demasiados misterios por todas partes. Nada de lo que hemos descubierto es normal.


Fausto piensa en lo que dice, y por primera vez se pregunta con preocupación si están a salvo en ese barco. A ella no le falta razón…

No le falta razón pero la curiosidad es más fuerte. Todo lo sigiloso que puede se aproxima a la escotilla de estribor más cercana. Introduce la palanca por los brazos del volante de apertura, y no sin esfuerzo, logra desbloquearla. Se deslizan los cerrojos… La puerta, está abierta.

La tensión es máxima. Entre ambos no ha habido una sincronización cardíaca tan ajustada desde su primer encuentro sexual. Él empuja la puerta con la barra, en evidente actitud defensiva. Ella le observa y su temor y prudencia le contagian.


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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