sábado, 13 de septiembre de 2014

PÉTALOS DEL PENSAMIENTO, parte 213



Pura nostalgia de una infancia tal vez feliz seguro corta.

“Dankje Sinterklaasje!...” corrían los caballos de juguete por la alfombra mientras su madre escribiendo cartas soñaba. ¿O era al revés? “Dankje Sinterklaasje!...” resuena el golpeteo de su calzado contra la cubierta forrada de madera. En las bodegas anhelan los cautivos una señal mientras se alimentan de compañeros asesinados y otros restos que la niña fantasma consigue. A la carrera por las noches recorre el barco con astucia de zorro y sigilo de pantera. Con vista aumentada de lechuza y olfato de buitre. Sin remedio como buitres se alimentan y escuchan como búhos los ruidos distinguibles de la tripulación, pasajeros, ratones… Como ratones corretean por cubierta los niños jugando a perseguirse y atraparse: prácticas de adultos.


-¿Y usted de dónde procede?


Pregunta Dmytro a la dama del vestido morado. Terminados baile y aperitivo el abuelo no ha podido sustraerse a la tentación de conversar con el vivo retrato de su muerta esposa: Tatjana como Ninenka en la ilusión de resucitar a los difuntos. Pero aquella se disculpa con una sonrisa, y con un silencio se levanta y marcha. Cambia la cantina por un paseo en la cubierta, y los ojos que sin gustarle la desnudan, por unas olas y unos rayos de sol que bien le gustaría que lo hicieran. Como los brazos de Sacha.

© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

No hay comentarios:

Publicar un comentario