jueves, 11 de septiembre de 2014

PÉTALOS DEL PENSAMIENTO, parte 209



Ahora éste, exaltado una vez más por su afán de notoriedad, imparte una clase magistral de degustación para paladares entrenados como el suyo que nadie entiende. Mientras su compañero paseando por cubierta estudia las escasas posibilidades de sacarle algún dinero a esa chusma con la que comparte viaje: pobres de solemnidad desesperados soñadores o fugitivos como él. Su trabajo como botones, fisgón y ladrón, le ha proporcionado el entrenamiento. El sol la información y las estrellas la oportunidad. Planea dar algún golpe un par de días antes de llegar a puerto; lo justo para guardar el botín antes de ser descubierto el robo. No quisiera someterse a otra persecución atrapado en aquella lata de acero; sin pensiones ni burdeles donde burlar el asedio.

Apoyado en la baranda del barco mira a poniente; difuso en la lejanía. Abajo un océano dejándose atravesar por la espada del carguero cierra la herida minutos después. Es una cremallera de silencio. Con el pie golpea el suelo, jugueteando una percusión que vagamente recuerda de sus años de juventud. “Sinterklaas Kapoentje/ Leg wat in mijn schoentje/ Een appeltje of een citroentje/ Een nootje om te kraken...” En su memoria de niño afortunado, cuando su padre hacía dinero como gofres. La suya fue una infancia de lujos caprichos buena educación alimentación y salud. La pelusa de la calle el ejemplo del barrio un modelo en la ciudad.


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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