lunes, 8 de septiembre de 2014

PÉTALOS DEL PENSAMIENTO, parte 195



No fue necesario: superada la fase sexo intenso compulsivo Andrea, el hombre más bajo de los cuatro, se presentó con una tarta y seis botellas de Borgoña para festejar con sus amigos la despedida y cierre de Andrea, la mujer. Él no se libró de la paliza pero ella sí de acabar en el Cannaregio, lugar preferido por el grupo para deshacerse de todo aquel, y aquella, que estorbara en el seno de su alianza. Y probablemente arrollada por varias góndolas antes de ser descubierta.

Desde aquel día feliz, los amigos estuvieron más unidos que nunca: cada novia seducida por cualquier miembro del equipo debía superar la aprobación del conjunto. Pero esto, no se había dado nunca. Especialmente la prueba erótico cautiva: con Liberto el más alto de la camarilla atrapado en su indefinición sexual ninguna era para él lo suficientemente apetecible. Siempre les sobraba y faltaba algo en idénticos puntos de su anatomía.

Isacco y Piero formaban el binomio necesario que cohesionaba el cuarteto. Un núcleo duro en torno al que pivotaban los extremos volátiles: Andrea el mujeriego sensible, Liberto el indeciso violento. Isacco era el más rápido para resolver situaciones comprometidas y Piero el más bravo apoyándole. Junta la pandilla había superado dificultades arreglado conflictos acometido proyectos defendido la vida fracasado en equipo. Juntos se habían deshecho de la competencia cuando procedía asustado al rival cuando convenía chantajeado sobornado y amenazado cuando era estrictamente necesario; habitualmente.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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