sábado, 13 de septiembre de 2014

PÉTALOS DEL PENSAMIENTO,parte 217



Está convencido de que en el pasaje habrá algún valiente que empuñará cualquier arma arrojadiza… A favor del capitán y secuaces. Que la mayoría del grupo se refugiará bajo sillas y bancos alejándose cuanto les sea posible de conflicto y balas. Y de que si hay alguna intermediación será para acusarles de amotinadores y criminales.

En su convencimiento de que el ser humano es cobarde por naturaleza, defiende el postulado de que el conformismo y la obediencia al orden establecido están muy por encima de cualquier lucha del cambio. A pesar de su relativa juventud, su análisis de la sociedad y comportamiento es el del viejo desencantado; harto de camorristas y bullangueros que no dudan en amilanarse y traicionar la causa cuando la situación se complica. Común en el origen, individual en el dramático momento de ajusticiar culpables. Cosa muy distinta a hacer justicia.

Cada cual tiene su mecanismo de evasión ante la hostilidad de estar en el mundo, piensa. El suyo es el cinismo, reconoce que enormemente adaptativo, sumamente útil e irreversible.

El cinismo es el desarrollo natural del desengaño. Charlotte, en cambio, menos resquebrajada por la desilusión y aunque emancipada tardía de la decepción ha elaborado mejores estrategias ante la frustración, trata de convencerle de su error. Por alguna variabilidad genética tal vez procedente de su padre, su estrategia defensiva ante la injusticia y la impotencia la protege contra el abatimiento.


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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