lunes, 8 de septiembre de 2014

PÉTALOS DEL PENSAMIENTO, parte 192



Obediente defensor de sus nuevas responsabilidades, Rajit actuó en consecuencia: los perros sin raza que cubiertos de suciedad apestaban y se hospedaban enjaulados en el almacén del local, no pasaron hambre esa semana. Y los clientes cerraron el círculo del máximo aprovechamiento de los recursos escasos y la eficiencia cuando gustosos y hambrientos eligieron los menús 3,7 y 11: Carne de perro al curry, Perro de campo en salsa de naranja y Sopa de aleta de tiburón respectivamente. Sustituida la aleta por hueso de taiwanés y tapioca, nadie con su fino paladar distinguió el cambiazo. El dueño mafioso tenía razón: los cerdos se lo comieron todo. Se refería a los clientes, últimos devoradores en su local. Y no a los perros. Además de llevarse un buen fajo extra de billetes; menos lo sisado.

El taiwanés tuvo a bien morirse para beneficio de ambos. El garito el negocio el friegaplatos reconvertido a cocinero “மூன்று கிளையாகும் மேல்”, ”3 Tenedores Superior”, el dueño mafioso menos dueño más mafioso cada día prosperaron sin descanso durante los próximos veintitrés meses. Y hubieran seguido de no ser porque una mala racha en las apuestas volvió más irritable y codicioso al dueño de lo habitual. Exigiendo más y más trabajo al malayo que ya había cruzado el umbral de esclavitud tiempo atrás.


La diferencia de opiniones se saldó con habilidad y civismo: una pelea entre fogones a la vista de clientes y curiosos transeúntes. Al final el dueño atendió a razones y dejó de insultar y amenazar a Rajit cuando una cuchara de madera untada en salsa de cúrcuma a la miel, 3 tenedores dan para eso y más, le atravesó la garganta. El friegaplatos cocinero remató la faena con una sentencia lapidaria: ¡Así, mostrarás respeto!




© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

No hay comentarios:

Publicar un comentario